Había una vez, en un pequeño vecindario, un grupo de gatos que eran muy especiales. No solo se pasaban el día durmiendo o persiguiendo ovillos de lana, ¡no! Estos gatos tenían una gran pasión: la tecnología. Su nombre era GatoByte, Techy y Pixi, y pasaban horas en su rincón favorito de la casa, donde había una tablet que les pertenecía.
Un día, mientras exploraban la tablet, descubrieron un juego llamado «Caza un Ratón». El juego consistía en atrapar ratones virtuales que aparecían en la pantalla. «¡Esto es perfecto!», dijo GatoByte. «Podemos jugar juntos y además, ¡hay premios!».
Así que, emocionados, decidieron organizar una competición. Invitaron a todos sus amigos del vecindario: gatos de diferentes colores y tamaños, desde el enorme Garfield hasta la pequeña Minina. ¡La diversión estaba asegurada!.
El día de la competición, todos los gatos llegaron con sus tablets. «¡Preparados, listos, fuera!» gritó Techy. Los gatos comenzaron a jugar frenéticamente. Cada vez que un ratón aparecía en la pantalla, las patas de los gatos volaban, ¡parecían bailarinas de ballet en una competición!.
Pero había un problema: Pixi, que siempre había sido un poco torpe, accidentalmente presionó el botón equivocado y activó un filtro de lentes de sol. De repente, su pantalla se llenó de ratones con gafas de sol, y todos los gatos comenzaron a reírse. «¡Mira esos ratones tan cool!» exclamó Garfield, mientras se caía de la risa.
Mientras tanto, GatoByte había estado tan concentrado que no se dio cuenta de que Techy estaba tramando algo. Techy decidió hacer trampa y, usando su patita, empezó a mover la tablet de GatoByte para que no pudiera atrapar ningún ratón. Pero GatoByte, al darse cuenta, no se quedó de brazos cruzados. Hizo un movimiento rápido y, ¡pum! La tablet de Techy se cayó al suelo, haciendo que la pantalla se llenara de confeti virtual.
Los gatos estaban enloquecidos. «¡Es una fiesta de confeti!» gritó Minina, mientras empezaban a saltar y a rodar por el suelo. En medio del caos, un ratón gigante apareció en la pantalla y comenzó a bailar. «¡Cáptalo! ¡Cáptalo!» chillaron todos al unísono.
Sin embargo, el ratón gigante era tan escurridizo que todos los gatos, en lugar de atraparlo, empezaron a girar y a girar hasta que se marearon. ¡Era una competición de baile en lugar de una caza de ratones!. Uno por uno, los gatos cayeron al suelo, riendo y dando volteretas.
Al final del día, aunque ninguno atrapó al ratón, todos se divirtieron tanto que decidieron que, en lugar de premios, lo mejor era jugar juntos. GatoByte, Techy y Pixi aprendieron que a veces, la verdadera diversión no está en ganar, sino en compartir risas y buenos momentos con amigos.
Y así, los gatos tecnológicos siguieron jugando a «Caza un ratón» dos días a la semana, no para competir, sino para disfrutar de la mejor fiesta de ratones virtuales. ¡Y cada vez que Pixi activaba sus lentes de sol, todos sabían que era hora de reír hasta llorar!.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. ¡Hasta la próxima aventura!.
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