Había una vez dos gatos blancos como la nieve, llamados Pepito y Tito. Eran los mejores cocineros de todo el barrio y tenían un restaurante muy especial: ¡un restaurante de sushi! Pero no era cualquier sushi, ¡era sushi para gatos y se llamaba Sushimiau!.
Un día, Pepito y Tito decidieron crear el sushi más increíble de todos los tiempos. «¡Vamos a hacer un sushi tan grande que todos los gatos del barrio querrán probarlo!», dijo Pepito mientras frotaba sus patitas con emoción.
Tito, con su delantal puesto, le pasó a Pepito una hoja de alga marina. «¡Mira, Pepito, tengo una idea! Vamos a enrollar la pizza dentro del sushi», dijo Tito. Pepito se quedó mirando y respondió: «¿Pizza dentro de sushi? ¡Eso suena como una locura, pero… podría funcionar!».
Así que, con mucha concentración, empezaron a preparar el sushi más raro del mundo. Colocaron una base de arroz, luego una rebanada gigante de pizza, un montón de atún y, por supuesto, ¡un toque de crema de ratón!. Pepito levantó una pata y, con mucha destreza, empezó a enrollar el sushi mientras Tito le pasaba los ingredientes.
Cuando terminaron, miraron su creación y pensaron: «¡Este sushi va a ser un éxito, va a ser el mejor plato de la carta de Sushimiau!». Pero justo en ese momento, un ratón travieso llamado Pipo, que estaba rondando cerca de la cocina, olió el sushi y decidió probarlo. Se subió a la mesa y, sin pensarlo, ¡zasssss, se comió todo el sushi en un abrir y cerrar de ojos!.
Pepito y Tito se quedaron boquiabiertos. «¡Pipo noooo, ese sushi era para los clientes!» dijo Pepito.
«¡No te preocupes!», dijo Tito, mientras levantaba las patas al aire. «¡Lo mejor de ser cocineros es que siempre podemos hacer más sushi!». Y en un abrir y cerrar de ojos, los dos gatos prepararon otro sushi gigante, esta vez con un ingrediente secreto: ¡un trozo de pastel de pescado!.
Al final, todos los gatos del barrio abarrotaron el restaurante Sushimiau y probaron aquel extraño pero delicioso sushi, todos estaban tan felices por la comida tan rica que dieron una gran ovación a Pepito y Tito. «¡Estos gatos son los mejores cocineros de todo el mundo!», gritaron.
Y así, Pepito y Tito siguieron cocinando y creando nuevas recetas locas. Y cada vez que preparaban sushi, se aseguraban de que no faltara un toque de diversión y mucha risa en cada uno de sus platos. ¡Porque ser cocinero de sushi nunca había sido tan divertido!.
Y colorín colorado, ¿a qué te has quedado con ganas de probar el sushi de Sushimiau?.
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