Había una vez una gatita llamada Lulú que vivía en un pequeño pueblo. Lulú tenía un suave pelaje blanco como la nieve y unos ojos azules que brillaban como estrellas. Pero lo que realmente la hacía especial era su bufanda rosa, que su abuela le había tejido con mucho amor. Lulú adoraba esa bufanda y soñaba con ser modelo en la gran ciudad.

Un día, mientras paseaba por el pueblo, Lulú escuchó a unos pájaros hablar sobre un gran desfile de modas en la ciudad. “¡Eso es lo que necesito!” pensó. “¡Voy a mostrar mi estilo en la pasarela!” Con el corazón latiendo de emoción, decidió que era hora de hacer su sueño realidad.

Al día siguiente, Lulú se despidió de sus amigos y tomó el tren hacia la gran ciudad. Cuando llegó, todo era más grande y ruidoso de lo que había imaginado. Los coches rugían, las luces parpadeaban, y los gatos de la ciudad parecían estar siempre en movimiento. Pero Lulú no se dejó intimidar. Se ajustó su bufanda rosa y se lanzó a la aventura.

Mientras caminaba, vio un cartel brillante que decía: “¡Casting para modelos!” Lulú no podía creerlo. Con su bufanda ondeando al viento, se dirigió al lugar. Al entrar, vio a muchos gatos y gatas, todos luciendo increíbles, pero Lulú sabía que su bufanda era única.

Cuando llegó su turno, la jueza, una elegante gata persa llamada Madame Gato, la miró de arriba a abajo. “¿Qué tienes para mostrarnos, pequeña?” le preguntó. Lulú se sintió un poco nerviosa, pero recordó lo que su abuela siempre le decía: “La confianza es la mejor moda”.

Con un salto elegante, Lulú hizo un giro y caminó por la pasarela con gracia. ¡Todos los presentes quedaron boquiabiertos! La bufanda rosa brillaba bajo las luces, y Lulú se sentía como una estrella. Pero lo mejor vino cuando hizo un truco: ¡se enrolló en su bufanda y se quedó mirando a la audiencia con una sonrisa!

Madame Gato soltó una risa contagiosa. “¡Eres un auténtico fenómeno! ¡Bienvenida al desfile!” exclamó. Lulú no podía creerlo. ¡Había conseguido el trabajo de sus sueños!

El día del desfile, Lulú estaba más emocionada que nunca. Se preparó con un hermoso vestido que complementaba su bufanda rosa. Cuando llegó su turno de salir, sintió mariposas en su estómago, pero sabía que tenía que dar lo mejor de sí. Con paso firme, caminó por la pasarela, saludando a los espectadores con un guiño.

De repente, ocurrió algo inesperado. Un pequeño perro, que estaba entre la multitud, empezó a ladrar y a correr hacia la pasarela. Todos los gatos se sorprendieron, pero Lulú, rápida como un rayo, giró sobre sus patas traseras y, con un movimiento elegante, utilizó su bufanda para hacer un giro en el aire, aterrizando justo delante del perrito.

El público estalló en risas y aplausos. Lulú le guiñó un ojo al perrito y, en un instante, se convirtió en la estrella del desfile. La presentación terminó con una gran ovación, y Lulú se sintió más feliz que nunca.

Al final del día, Lulú regresó a casa, cansada pero llena de alegría. Sus amigos del pueblo la recibieron con entusiasmo. “¡Eres una modelo!” le gritaron. Y con una gran sonrisa, Lulú les contó todas sus aventuras en la gran ciudad, mientras su bufanda rosa brillaba bajo el sol.

Desde ese día, Lulú siguió modelando y haciendo nuevos amigos, y cada vez que regresaba a su pueblo, compartía un poco de su magia y su estilo, enseñando a todos que los sueños se pueden hacer realidad, ¡especialmente con una bufanda rosa!

Y colorín colorado, este cuento de moda y aventuras ha terminado. ¡Que viva Lulú, la gatita modelo!.

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