El libro más divertido del mundo
Había una vez un niño llamado Carlos que tenía una gran biblioteca en su habitación. Sus papás le habían comprado muchos libros: cuentos de dragones, de princesas, de marcianos, de perritos bailarines y hasta de vacas que sabían tocar la trompeta. Pero había un…
El Monstruo de las Cosquillas
Había una vez un pueblo llamado Risalarga, en él vivía Tito, un niño con el pelo despeinado como si hubiera peleado con un ventilador y con una camiseta que siempre tenía una mancha misteriosa que nunca lograba explicar de dónde había salido. Tito era…
El jardín de mariposas del tigre Pelucho
Había una vez un tigre llamado Pelucho que vivía en la Sabana Feliz. Era un tigre muy particular: en vez de rugir fuerte, hacía un “¡MIAU!” tan pequeñito que hasta las hormigas se reían. Pero Pelucho tenía un gran problema… —¡Quiero mariposas! —rugió (o…
El gran terremoto travieso de Trambolín
Había una vez, en el pueblo de Trambolín, un gallo llamado Don Plumas que cantaba todas las mañanas a las 6:00 en punto… excepto los domingos, porque era su “día libre”. Una mañana cualquiera, mientras todos dormían, el suelo comenzó a temblar. Pero no…
El gran problemazo de Tamborín el Conejito
Había una vez, en un bosque lleno de hojas crujientes y ardillas que bailaban merengue (sí, merengue), un conejito muy suave y curioso llamado Tamborín. Tamborín tenía orejas largas, cola de pompón, y una energía que parecía de batería infinita. Pero también tenía algo…
La Gran Carrera de Escobas Voladoras
Había una vez, en el pequeño pueblo de Travesurilandia, una bruja llamada Pepinilla. Pero Pepinilla no era una bruja cualquiera: ¡tenía miedo de los gatos negros!. Cada vez que uno pasaba cerca, se subía a la mesa, gritaba como una gallina al poner un…
La niña que convirtió su imaginación en un libro
Había una vez una niña llamada Laura que tenía una pasión muy particular: escribir. No coleccionaba muñecas, no hacía castillos de arena muy a menudo, ni tampoco le entusiasmaba saltar la cuerda. Lo que más le gustaba en el mundo era agarrar un…
La tortuga que no quería trabajar
Había una vez un pueblo llamado Troncolandia, en el que vivía una tortuga llamada Faustina. Era una tortuga simpática, de caparazón brillante y sonrisa contagiosa, pero con un defecto tan grande como una sandía: ¡Faustina era más floja que un zapato con agujetas!. Mientras…





















