¡A trepar, correr y cazar cocuyos!
Había una vez, en un pequeño y alegre pueblo rodeado de verdes y naranjas campos, dos niños traviesos llamados Leo e Isabella. Cada mañana, el sol, con su gran sonrisa dorada y resplandeciente, les gritaba: «¡Buenos días, pequeños exploradores!». Y ellos, con sus sandalias…