Había una vez una ovejita llamada Lila que vivía en una granja con sus amigos. Lila era muy curiosa y siempre soñaba con aventuras mágicas. Un día, mientras paseaba por el campo, vio algo brillante entre los árboles. “¡Voy a investigar!” pensó, y salió corriendo hacia la luz.

De repente, Lila se encontró en un mundo encantado lleno de setas gigantes de todos los colores: rojas, azules, y hasta algunas que brillaban como estrellas. “¡Wow! ¡Esto es increíble!” exclamó, maravillada. Pero, al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que se había perdido.

Mientras intentaba orientarse, escuchó una risa. “¡Hola, ovejita!” dijo una pequeña seta con una cara sonriente. “Soy Seta Risa. ¿Te has perdido?” Lila, un poco nerviosa, respondió: “Sí, estoy tratando de volver a casa.”

“¡No te preocupes! Te ayudaré. Pero primero, tienes que ayudarme a encontrar mi gorra mágica. Se me cayó mientras bailaba”, dijo Seta Risa, moviendo sus branquias. “¡Vamos a buscarla!”

Juntas comenzaron la búsqueda y, de repente, encontraron a un grupo de setas que estaban organizando un concurso de baile. “¡Únete a nosotros! ¡Serás la estrella del concurso!” gritaron. Lila, emocionada, aceptó.

Cuando llegó su turno, Lila se puso a bailar. Saltó y giró, pero en medio de su danza, ¡pum! Se tropezó con una seta y cayó de espaldas, haciendo que todas las setas estallaran en risas. “¡Eres la oveja más divertida que hemos visto!” le dijeron.

Después del baile, Seta Risa la ayudó a seguir buscando la gorra. Mientras caminaban, se encontraron con un río de leche de coco. “¡Vamos a nadar un rato!” propuso Seta Risa. Lila nunca había nadado en leche de coco, así que aceptó. Se zambulleron y empezaron a chapotear, pero al hacerlo, ¡hizo que algunas setas flotantes se movieran!

De repente, un grupo de pequeños duendes apareció. “¡Hola, amigas! ¿Qué están haciendo?” preguntaron con voces juguetonas. Lila les contó sobre su búsqueda. Los duendes, emocionados, se unieron a la aventura. “¡Nosotros también queremos ayudar!”

Después de un rato de buscar y jugar, encontraron una seta gigante que parecía un sombrero. “¡Mira! ¡Es tu gorra mágica!” dijo uno de los duendes. “¡Pero está en la cima de la seta!” Lila, con un poco de miedo, miró hacia arriba.

“¡Vamos, tú puedes!” la animaron los duendes. Así que Lila respiró hondo y comenzó a escalar la seta. Al llegar a la cima, se sintió como una verdadera aventurera. “¡Hurra!” gritó, y, al recoger la gorra, la puso en su cabeza. ¡De repente, comenzó a brillar!

La gorra mágica le dio poderes especiales. Lila podía saltar más alto y correr más rápido. “¡Ahora puedo volver a casa volando!” exclamó, y, usando su nuevo poder, saltó desde la cima de la seta y empezó a planear.

Los duendes y las setas la despidieron con risas y aplausos. “¡Vuelve pronto, Lila!” gritaron mientras la ovejita se alejaba, sintiéndose feliz y llena de energía.

Finalmente, Lila aterrizó suavemente en su granja. Aunque había estado perdida, había vivido una aventura mágica llena de amigos y risas. Y desde ese día, siempre que veía una seta, se acordaba de sus amigos en el mundo encantado.

Y colorín colorado, este cuento de setas y aventuras ha terminado. ¡Que nunca falten las risas en tu camino!.

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