La Olimpiada de los Chapuzones Chapoteosos

Había una vez, un día de verano tan caluroso que hasta los helados pedían sombra. En el jardín de la abuela Jacinta, relucía una piscina azulona, tan brillante que parecía hecha de cielo derretido. Y allí, en bañador, gorro de tiburón y gafas de sol de cangrejos, estaban los tres amigos más traviesos y divertidos del barrio: Pepa la Saltacharcos, Tino el Veloz, y Rodri PanzaBomba.

—¡Hoy haremos la gran competición: ¡la gran Olimpiada de los Chapuzones Chapoteosos! —gritó Pepa desde lo alto del tobogán inflable, con un churro de piscina amarillo en la cabeza como si fuera una corona.

—¡Sí! ¡Y el que haga el salto más divertido gana… el último granizado de limón! —anunció Rodri que ya tenía la lengua amarilla del primero.

—¡Eso no vale, Rodri, tú ya empezaste a ganar! —rió Tino lanzándole una esponja voladora que acabó pegada a un gato que pasaba por la valla.

Los tres amigos se alinearon en la orilla de la piscina como si fueran atletas olímpicos… pero de una Olimpiada muy extravagante y divertida.

Primer salto: Pepa la Saltacharcos

—¡Atención! ¡Voy a hacer “El Flamenco Loco con un doble giro de zanahoria”!.

Saltó como una grulla, giró como un huracán en descomposición, chilló como si hubiera pisado un Lego de punta, y cayó de espaldas haciendo un SPLASH tan grande que el delfín inflable salió volando y aterrizó encima de las macetas favoritas de la abuela.

—¡10 puntos por salpicar a la abuela que estaba tomando el sol! —dijo Tino entre carcajadas.

Segundo salto: Tino el Veloz

—¡Yo haré “La Medusa Ninja de la galaxia 4.2”! —gritó con una capa hecha de toalla colgando por la espalda.

Corrió, resbaló, se tropezó con su propia capa y cayó en la piscina de panza.

¡PLOF! ¡PAM! ¡GLOP!.

—¡Ese fue un “planchazo” galáctico! —gritó Pepa llorando de risa.

—¡Tengo agua dentro de las orejas y hasta en el cerebro, vaya torta más divertida jajajajajaja! —dijo Tino flotando boca arriba con los ojos cruzados mientras se recolocaba el bañador en su sitio.

Tercer salto: Rodri PanzaBomba

—Este se llama “El Croquetazo Explosivo” —anunció con dos manguitos y una máscara de rana.

Subió al trampolín (bueno… al taburete flotante de la abuela), dio un paso, rebotó… y se cayó antes de saltar dentro del agua.

¡PLOP! ¡SIN SALTO!.

—¡¿Pero qué es ese rebote?! ¡Me duelen hasta los mofletes de tanta risa! —dijo Tino tirado en el césped, sin poder revolcarse más de tanta risa.

Todos rieron tanto que se olvidaron hasta de quién había ganado.

—¿Y ahora qué? ¿Quién se queda con el granizado de limón? —preguntó Pepa con la lengua fuera.

Se miraron los tres. Luego miraron a la abuela, que seguía con el sombrero empapado y una sonrisa enorme de haber presenciado semejante espectáculo, pero… ¡el más divertido de todos los tiempos!.

—Mejor lo partimos en tres —dijo Rodri—. ¡Así todos ganamos por hacer el salto más tonto de la historia, o al menos de este verano!.

—Y por reírnos juntos —añadió Tino.

—¡Y por mojar a la abuela sin que se enfade! —remató Pepa.

Y colorín colorado, así aprendieron que la risa es un superpoder que se activa mejor en equipo, la mejor competición no es la que se gana, sino la que se comparte entre risas, amigos… ¡y con muchos chapoteos piscineros!.

¿Te has quedado con ganas de otro cuento?. Haz clic aquí para leer más cuentos

Síguenos para conocer las últimas publicaciones en Facebook o Instagram

Related Posts

El ciervito que quiso ser invisible

Había una vez, en el Bosque Susurrante, un pequeño ciervo llamado Copito. Le decían así porque tenía una manchita blanca en la frente que parecía un copo de nieve. Copito era un ciervo alegre, con una risa contagiosa y una habilidad impresionante para hacer…

La Gran Batalla de los Castillos de Arena

Había una vez una niña llamada Bea, que tenía seis años, los pies siempre llenos de arena y una risa que hacía reír hasta a las gaviotas. Un día de verano, Bea fue a la playa con su cubo, su pala y un plan…

Hoy toca leer:

La Olimpiada de los Chapuzones Chapoteosos

La Olimpiada de los Chapuzones Chapoteosos

El ciervito que quiso ser invisible

El ciervito que quiso ser invisible

La Gran Batalla de los Castillos de Arena

La Gran Batalla de los Castillos de Arena

El club de los dragones ladrones

El club de los dragones ladrones

La última hoja de la libreta

La última hoja de la libreta

La gran pifiada del Festival de Fin de Curso

La gran pifiada del Festival de Fin de Curso

La niña de las mentiras de Puntapiedra

La niña de las mentiras de Puntapiedra

El unicornio buceador y la pistola de gominolas

El unicornio buceador y la pistola de gominolas

El último pétalo de Florinda

El último pétalo de Florinda

El helado rebelde que no quería ser postre

El helado rebelde que no quería ser postre

Efrén y su perrita Lola, buscadores de líos y tesoros

Efrén y su perrita Lola, buscadores de líos y tesoros

El cochazo volador de bloques de construcción

El cochazo volador de bloques de construcción

El Reino de los Cuentos Cambiados

El Reino de los Cuentos Cambiados

Martina y sus zapatillas bailarinas

Martina y sus zapatillas bailarinas

El libro polvoriento que estornuda aventuras

El libro polvoriento que estornuda aventuras