La momia Mafalda y el gran sustito de Halloween

Había una vez, en un antiguo museo lleno de misterios, una momia llamada Mafalda. A diferencia de las momias que solemos ver en las películas, Mafalda no era nada aterradora. De hecho, ¡era muy divertida! Siempre estaba envuelta en vendas desordenadas y tenía una sonrisa enorme que iluminaba su rostro.

Era la noche de Halloween, y todos los niños del vecindario estaban emocionados por salir a pedir dulces. Mafalda decidió que quería unirse a la diversión. «¡Voy a asustar a los niños con mis travesuras!», pensó mientras se envolvía un poco más en sus vendas.

Cuando salió del museo, se dio cuenta de que había un problema: ¡no sabía cómo asustar! Así que decidió hacer lo que mejor sabía: ¡hacer reír! Se acercó al primer grupo de niños que estaban disfrazados de vampiros y fantasmas.

«¡Boo!» gritó Mafalda, pero en lugar de asustarlos, se le cayó una venda y tropezó. «¡Ay, caramba!», exclamó mientras caía al suelo. Los niños comenzaron a reírse a carcajadas.

«¿Eres una momia o un payaso?», preguntó uno de los vampiros entre risas. Mafalda se levantó rápidamente y dijo: «¡Soy la momia más divertida del mundo! ¿Quieren ver mis mejores trucos?»

Los niños asintieron emocionados. Entonces, Mafalda comenzó a hacer malabares con calabazas pequeñas que había encontrado en el camino. Pero como era un poco torpe, las calabazas empezaron a rodar por todas partes. Una se fue hacia un grupo de brujas que estaban preparando pociones y otra hacia un perro disfrazado de esqueleto.

«¡Cuidado!», gritó una bruja mientras esquivaba la calabaza voladora. Todos comenzaron a correr tras las calabazas rodantes, creando un caos divertido en medio de la noche de Halloween.

Mafalda no podía parar de reírse al ver cómo todos corrían detrás de las calabazas. Decidió unirse a la carrera y empezó a correr también… pero con tantas vendas sueltas, terminó dando vueltas sobre sí misma y cayendo nuevamente al suelo. «¡Esto es más de risa que de miedo!». Jajajajajajajajaja.

Y colorín colorado, este cuento a terminado con la calle llena de vendas y calabazas estrelladas.

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