Había una vez, un niño llamado Mario, y justo hoy, era su cumpleaños. Por fin llegó el momento de abrir el regalo más esperado de todos: ¡Vaya sorpresa, un dron con cámara, TOMAAAA YA!. Mario saltó de emoción, y sus ojos brillaron más que las velas que habían en el pastel. «¡Gracias, gracias, graciassssss!» gritó, mientras se ponía a leer las instrucciones, que eran más largas que la lista de compras de su mamá.

Después de un buen rato de tratar de entender cómo encender el dron, Mario finalmente lo hizo volar. ¡Y vaya que si voló!. El dron comenzó a subir tan rápido que parecía un cohete. «¡Uy, espera, espera!» gritó Mario, pero el dron no lo escuchó. Empezó a dar vueltas, como si estuviera haciendo un baile de locura en el aire.

De repente, el dron pasó tan cerca de la ventana que casi le dio un golpe a la lámpara. «¡Cuidado, dron!» gritó Mario, pero el dron parecía estar teniendo su propia fiesta. Entonces, ¡se le ocurrió una idea genial! Decidió usar la cámara del dron para grabar algo genial.

Voló hacia el jardín, y justo cuando pensaba que todo iba bien… ¡el dron pasó volando por encima de la cabeza de su perro, Rocky!. El pobre Rocky saltó tan alto del susto que casi tocó el cielo. «¡Vuela, Rocky, vuela, que pedazo plano estoy haciendo, parece una película de MARVEL!» dijo Mario, mientras el dron y el perro daban vueltas como un torbellino en el aire.

Pero lo mejor estaba por venir. El dron, sin querer, hizo una pirueta con triple looping y ¡se metió en la copa de un árbol! «¡Nooooooo!» gritó Mario, corriendo hacia el árbol. Pero cuando llegó, vio algo increíble: ¡el dron estaba filmando a un grupo de ardillas que estaban haciendo una fiesta en las ramas!. Las ardillas no paraban de bailar y comer galletas de chocolate, como si estuvieran celebrando una fiesta secreta.

Finalmente, después de mucho esfuerzo y trepar por las ramas, Mario consiguió bajar el dron del árbol. «¡Lo logré!» dijo orgulloso, pero no sin antes ver el video en la cámara. ¡Las imágenes eran tan graciosas que Mario no podía parar de reír!.

Y así, gracias a su dron, Mario pasó el resto del día haciendo el mejor video de aventuras con Rocky, las ardillas y, por supuesto, con su nueva cámara voladora. ¡Un cumpleaños inolvidable!.

Y colorín colorado, este cuento de altos vuelos ha acabado.

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