Había una vez una niña llamada Lucía, que vivía en un pequeño pueblo lleno de árboles frondosos y grandes flores coloridas. A Lucía le encantaba leer. No había libro que no quisiera leer. Desde cuentos de princesas hasta aventuras con dragones, lo leía todo. Pero había un pequeño detalle… ¡cada vez que terminaba de leer un libro, algo raro sucedía!.

Resulta que, cuando Lucía terminaba de leer un libro, un pedete muy peculiar se escapaba de su barriguita. Pero no era un pedete común y corriente, ¡no, no!. Este pedete estaba lleno de magia, color y fantasía. Y cuando salía, comenzaban a pasar cosas muuuuuuuy raras.

Un día, después de leer un libro sobre piratas, Lucía sintió una ligera presión en su pancita. «¡Oh no, va a salir otro pedete mágico!», pensó, y antes de que pudiera hacer nada, ¡puuuum!. En ese momento, un barco pirata gigante apareció flotando en su habitación. ¡Y lo peor de todo es que el capitán pirata era un loro llamado Capitán Piquitos, que llevaba un sombrero tan grande que casi no podía ver nada!.

«¡Aaaaargh, niña! ¿Te unes a mi tripulación?», gritó el Capitán Piquitos mientras agitaba una espada de plástico que casi le dio a la lámpara del techo.

Lucía, sorprendida pero divertida, aceptó la invitación y se subió al barco. Pero justo cuando pensaba que la aventura comenzaría, el pedete de fantasía volvió a hacer de las suyas. ¡Puuuuum!. Y ahora, en lugar de un barco pirata, ¡apareció un circo con payasos, animales bailarines y una montaña rusa gigante lleno de trapecistas!.

«¡Bienvenida al Circo Mágico de Fantasía!», anunció un payaso de cara roja mientras hacía un giro espectacular. «¿Te gustaría volar por los aires en una pirueta?».

Lucía no sabía si reír o gritar de sorpresa. ¡Era demasiado!. Pero justo cuando pensaba que la fiesta nunca acabaría, su barriguita comenzó a hacer ruidos extraños de nuevo. ¡Puuuuum!. Y de repente, un dragón con gafas de sol apareció volando por su ventana.

«¡Hola! Soy Drako, el dragón más cool del mundo. ¿Te apetece un paseo por las nubes?», preguntó el dragón mientras hacía un giro de doble tirabuzón en el aire.

Lucía subió al dragón blanco y voló por todo el pueblo, saludando a sus amigos, que no podían creer lo que estaban viendo. ¡Una niña montando un dragón con gafas de sol!. Después de un rato, Lucía se sintió tan feliz que decidió que era hora de regresar a casa.

Finalmente, volvió a su habitación y, después de tantas aventuras, se sentó a descansar. Pero antes de dormir, pensó: «¡Qué curioso! ¿Será que cada libro que leo me lleva a un mundo mágico? ¿Y será que esos pedetes mágicos me ayudan a volar hasta ellos?».

Antes de que pudiera responderse a sí misma, se quedó profundamente dormida, soñando con piratas, circos y dragones, eso sí, sin ya dolor de barriga.

Y colorín colorado, así terminó otro día en la vida de Lucía, la niña que leía mucho y que nunca sabía cuándo un pedete mágico lleno de fantasía la sorprendería de nuevo.

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